Extremadura está triste, me lo contó con pesar, que se siente marginada no sabe por qué será
yo pienso, dijo llorosa, es que yo no tengo mar.
No sufras Extremadura porque tu no tienes mar, el Tajo y el Guadiana te regalan su caudal.
Sus aguas riegan tus campos avanzando en libertad, el Guadiana manso y dulce, el Tajo bravo y torrencial.
El uno baja cantando murmullos para soñar, el otro ruge furioso por las peñas al saltar.
El Tajo un soldado fuerte, aguerrido, que a sus tierras Cacereñas cruza como un torbellino, allá en su orilla derecha la tierra toma sus bríos criando preciosas viñas, grandes frutales y olivos.
Sus gentes al verlo pasar sienten un escalofrío al contemplar su belleza, su fuerza y su poderío.
Por la provincia pacense el Guadiana tendido, se pasea perezoso con su caudal peregrino, los juncos y cañizares se complacen en mirar el discurrir de sus aguas camino de Portugal.
La tierra reseca bebe sedienta de su caudal y se vuelve más fecunda, más tierna en humedad.
La luna al salir de noche se asoma a verla pasar y mirarla coquetona en su espejo sin igual.
Él transcurre risueño,rizos de plata y cristal, va enredando entre las rocas que le intentan sujetar.
La luna sigue mirando (enamorada quizás), y el picarón le hace guiños invitándola a bajar para poderla abrazar, para regalarle un lazo de su cinta azul de mar.
Para alegrar a esa tierra extremeña sin rival y decirle, no me llores porque tú no tengas mar, que teniendo estos dos ríos no se puede pedir más.
Dionisio Olaya
me ha gustado mucho la poesia que has escrito, espero que escribas mas.
ResponderEliminarpetri
Dionisio, tienes que animarte a publicar tus poesías, seguro que hay mucha gente que disfrutaría leyéndolas.
ResponderEliminarAnonimo, magusta la poesia de extremaduro.
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